lunes, 16 de marzo de 2009

Perú necesita un shock educativo


Por León Trahtemberg
Especialista Educativo
www.trahtemberg.com
La educación peruana está colapsada, en estado de agonía terminal. Se le sigue llamando educación por el hecho de que en un espacio llamado colegio se congregan niños llamados alumnos con adultos a los que se denomina profesores. Pero nada de lo que ocurre allí cumple los objetivos que la constitución y la ley de educación propone al sistema educativo. El 85% de los egresados del sistema escolar no logran los objetivos establecidos por el currículo escolar. Los que sí lo logran lo hacen mayormente por el antecedente socioeconómico favorable, un fuerte soporte familiar y mucha ambición personal.

Frente a esta realidad corroborada reiteradamente por cuanta medición de desempeño nacional o internacional se haga de nuestros alumnos, cada vez que planteo un “shock educativo” que permita alcanzar logros notables en el corto plazo pero a cambio de reformar radicalmente los cimientos de nuestro colapsado e inviable sistema educativo, surgen las voces que dicen “no se puede”.

Coincido con esta respuesta si es que se pretende obtener logros significativamente más altos usando el mismo modelo vigente. No lo digo solamente yo sino también los expertos de la OEI en su documento “OEI: Metas educativas 2021. La educación que queremos para la generación de los bicentenarios”. (Primera versión, enero 2009, página 83 en la que cita los conceptos de J.J.Brunner de su documento “Globalización y el futuro de la educación”; 2001)).

Allí se establece que la educación latinoamericana tiene que atender dos agendas: 1) Recuperar el retraso acumulado en el siglo XX. Eso significa terminar de universalizar la oferta de educación infantil, primaria y secundaria, sin exclusiones, mejorar la calidad educativa y el rendimiento académicos de los alumnos, fortalecer la educación técnica profesional y reducir radicalmente la insuficiente formación de la población joven y adulta 2) Enfrentarse a los retos del siglo XXI. Eso significa contar con una educación permeada por la tecnología y el acceso al conocimiento, desarrollo científico y de innovación, manejo de los nuevos significados de la cultura, para lograr un desarrollo económico equilibrado que asegure la reducción de la pobreza, desigualdades y falta de cohesión social

Dice además que no parece previsible que si se mantiene un ritmo de progreso de la educación y los modelos de reformas similares a los vividos en las últimas décadas, pueda lograrse un salto cualitativo que acorte de forma significativa la distancia con los países más desarrollados.
Hacen falta diferentes aproximaciones a los desfases existentes, nuevos actores e instituciones, y estrategias renovadas sobre el cambio educativo que permitan avanzar en el logro de ambas agendas de forma integrada pero innovadora.

Lo que pienso que hay que hacer, es plantear el tema al revés, con lo cual el resultado sería distinto, y entonces poder decir “sí se puede”. Para ello la pregunta que debería hacerse el gobierno es la siguiente: si quiero revertir el pésimo estado de la educación peruana y enrumbarla hacia los lugares de vanguardia en la región, según los indicadores que se pre-establezcan, ¿qué debo hacer en los próximos 3 años para lograrlo y cuánto cuesta eso? Si hay planteamientos convincentes, el rol del gobierno debería ser el de facilitador de los recursos y las normas que lo permitan y lanzarse a la acción. El Consejo Nacional de Educación ha ofrecido una ruta a seguir, aunque sin precisar costos, plazos y metodologías, porque eso no le corresponde.

Sugiero que el gobierno convoque a un concurso de propuestas innovadoras experimentales para la escuela pública cuya viabilidad sea evaluada por un panel de expertos, a manera de un SNIP educativo. El proyecto regional, municipal o escolar que se apruebe, por contener todos los elementos que permiten presumir que será viable (exceptuando el financiamiento de las escuelas públicas que correspondería al estado), quedaría liberado de la normativa educacional vigente y se regiría por una normatividad especial que le daría amplios niveles de autonomía al municipio o la institución educativa.

Las propuestas deberían contestar al menos a 4 preguntas: 1) Cómo dinamizar la gestión escolar para que encare rápida y autónomamente sus retos y problemas. 2) Cómo darle un sentido productivo a la formación de los alumnos. 3) Cómo avanzar rápidamente en el mejoramiento de los docentes. 4) Con qué currículo, capacitación y materiales se garantizará un incremento notable en los indicadores de logro, especialmente en comprensión lectora y dominio aritmético de los alumnos.

Por ejemplo, podría haber una propuesta de municipalizar la educación inicial de 0 a 5 años de un distrito o provincia, asumiendo la conducción de todas las tareas multisectoriales que tienen que ver con la infancia, tomando todas las funciones de los ministerios involucrados, a cambio de una tarifa por alumno y compromiso de mejorar indicadores actuales.

Otro ejemplo podría ser la de desarrollar un currículo para la institución educativa (pública o privada), distrito o provincia, que se independice del currículo nacional y se comprometa a mejorar los indicadores de logro desde el primer año de aplicación.

También podría establecerse un sistema de gestión concesionada que se haga cargo de la evaluación y selección del director y profesores de una institución educativa, o de un distrito, (no necesariamente titulados por los institutos y universidades, que han evidenciado no saber hacer bien su trabajo) e igualmente garantice la obtención de mejores indicadores de desempeño de inmediato, desde el primer año de implementación.

Decirle a cosas como estas “no se puede” equivale a decir “sigamos cuesta abajo”. Si no hacemos algo radical de inmediato… ¿en virtud de qué habría de mejorar nuestra educación?

1 comentarios:

Alex Salas Kirchhausen on 26 de marzo de 2009, 9:39 p. m. dijo...

Yo creo que sí se puede, aunque hay que dejar la mitad de la vida o la vida completa en esto. Mi experiencia en trabajos con educación de chile me indica algunas cosas a tomar en cuenta. Cuando se generan esquemas de "libre competencia" la eficacia de la educación decae y por otra parte, la municipalización de la educación requiere de competencias institucionales y capacidades profesionales que hay que desarrollar para poder asegurar un estándar de servicio. Cualquier alternativa requiere incrementar la calidad y la capacidad de fiscalización por parte del Estado.

Y quizás lo otro es que la educación no tiene que estar encerrado en un espacio exclusivo, sino que puede ser un coordinador de espacios múltiples de aprendizaje.

 

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