Guillermo Cabieses, LL.M. University of Chicago Law School
Chicago, EEUU
Este año 2009 será uno particularmente duro para el mundo, dado que una recesión, que ya tiene vistos severos de depresión económica golpea durante los mercados desarrollados e impactará, como lo viene haciendo ya, este sector del globo. Ante esta situación, el Perú debe ser muy cauto y precavido, pues si bien la crisis aparece en nuestro horizonte en un momento de superhabit fiscal, lo cierto es que no sabemos con claridad cuánto durará, ni cuál será el impacto que tendrá en nuestra economía pasado el 2009. En ese escenario, es muy importante que el Estado decida con cautela que es lo que debe hacer para evitar que nuestra economía sufra el duro embate de la depresión mundial y pueda pasar la gigantesca ola, sin ahogarse.
Para que eso ocurra, el Estado debe procurar por todos los medios que no se frene el consumo, lo que requiere a su vez que la gente tenga dinero para consumir. Eso se puede lograr de dos formas (que no necesariamente son excluyentes). La primera consiste en que el Estado intervenga en la economía directamente (la mejor manera es hacerlo mediante obras públicas). La segunda que baje los impuestos, para que la gente destine esos recursos al consumo. Yo soy partidario de la segunda alternativa, no creo en el Estado como un buen gestor de fondos. Una prueba de ello, es que casi todos las regiones han sido lo suficientemente ineficientes para gastar lo que les ha sido presupuestado, sin embargo, el temor de que bajando impuestos, no se fomente el consumo, sino el ahorro, se ha optado por la primera alternativa (Keynes, parece estar de moda en épocas de crisis). Si ya se tomó esa alternativa (que insisto, no me gusta), entonces debemos ser muy eficientes en el gasto. Invertir la mayor cantidad posible en infraestructura, porque eso genera trabajo y progreso, pero además debemos ser muy cautos en fiscalizar el gasto, porque cuando se tiene por política fomentar el gasto público, se abren varios frentes, el control se hace más difícil y nunca falta gente de moral distraída por ahí.
Eso es lo que debemos hacer, dada la decisión del gobierno y la brutal depresión económica que está arrasando con los mercados de un tiempo a esta parte.
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