Por Rodrigo Franco,MPA KSG Harvard Univeristy
MBA Stanford University
EEUU
Dadas las actuales condiciones sociales es inevitable que en cada ciclo electoral los debates no giren en torno a las formas de optimizar el modelo sino al nuevo modelo que se debe de adoptar. En tal sentido, el mayor desafío para el Perú en los próximos años será mantener el modelo de libre mercado por lo menos un par de ciclos electorales más a partir de cuando creo este se mantendrá solo.
No hay duda que este modelo no es perfecto y puede y debe ser perfeccionado. Pero lo que tiene que estar claro también es que sus resultados no son ni serán inmediatos. La velocidad la cual crecen las exportaciones y el PBI no tiene nada que ver con aquella a la cual se reduce la pobreza. Sin embargo, mientras los niveles de pobreza y desigualdad no mejoren seguirán apareciendo candidatos anti-sistema cuyas propuestas tengan apoyo popular. Las necesidades sociales son tantas y tan dispersas que una gran parte de la población está dispuesta a apoyar proyectos alternativos con promesas corto plazistas.
Quizás fue en las últimas elecciones cuando más sentimos el riesgo de esta posibilidad. Pero lo cierto es que antes de éstas, siempre había estado ganando el candidato anti-sistema. Con diferentes matices tanto Fujimori, Toledo como García fueron candidatos que cuestionaron el sistema en su discurso. Para suerte nuestra no siempre cumplieron sus promesas electorales. Sin embargo no se debe minimizar el hecho que estos fueron los discursos que ganaron las elecciones, y que mientras exista casi un 40% de la población viviendo en condiciones de pobreza es difícil preveer que los discursos electorales variarán mucho. Es más, considero que ningún candidato que no cuestione el sistema abierta y frontalmente tendrá opciones reales.
En las próximas elecciones, el candidato anti-sistema tendrá no sólo un gran apoyo interno sino externo. La ayuda (presión) que instituciones como las casas de ALBA brindará al discurso anti-sistema será cada vez mayor. El problema es que con intereses extranjeros de por medio será complicado que una vez en poder estos candidatos renieguen sus propuestas como lo han hecho nuestro anteriores gobernantes en favor del sistema. Por lo tanto el desafío que nos espera será doble en nuestra intención de asegurarnos que no se produzcan retrosesos graves en términos macroeconómicos.
MBA Stanford University
EEUU
Dadas las actuales condiciones sociales es inevitable que en cada ciclo electoral los debates no giren en torno a las formas de optimizar el modelo sino al nuevo modelo que se debe de adoptar. En tal sentido, el mayor desafío para el Perú en los próximos años será mantener el modelo de libre mercado por lo menos un par de ciclos electorales más a partir de cuando creo este se mantendrá solo.
No hay duda que este modelo no es perfecto y puede y debe ser perfeccionado. Pero lo que tiene que estar claro también es que sus resultados no son ni serán inmediatos. La velocidad la cual crecen las exportaciones y el PBI no tiene nada que ver con aquella a la cual se reduce la pobreza. Sin embargo, mientras los niveles de pobreza y desigualdad no mejoren seguirán apareciendo candidatos anti-sistema cuyas propuestas tengan apoyo popular. Las necesidades sociales son tantas y tan dispersas que una gran parte de la población está dispuesta a apoyar proyectos alternativos con promesas corto plazistas.
Quizás fue en las últimas elecciones cuando más sentimos el riesgo de esta posibilidad. Pero lo cierto es que antes de éstas, siempre había estado ganando el candidato anti-sistema. Con diferentes matices tanto Fujimori, Toledo como García fueron candidatos que cuestionaron el sistema en su discurso. Para suerte nuestra no siempre cumplieron sus promesas electorales. Sin embargo no se debe minimizar el hecho que estos fueron los discursos que ganaron las elecciones, y que mientras exista casi un 40% de la población viviendo en condiciones de pobreza es difícil preveer que los discursos electorales variarán mucho. Es más, considero que ningún candidato que no cuestione el sistema abierta y frontalmente tendrá opciones reales.
En las próximas elecciones, el candidato anti-sistema tendrá no sólo un gran apoyo interno sino externo. La ayuda (presión) que instituciones como las casas de ALBA brindará al discurso anti-sistema será cada vez mayor. El problema es que con intereses extranjeros de por medio será complicado que una vez en poder estos candidatos renieguen sus propuestas como lo han hecho nuestro anteriores gobernantes en favor del sistema. Por lo tanto el desafío que nos espera será doble en nuestra intención de asegurarnos que no se produzcan retrosesos graves en términos macroeconómicos.
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