lunes, 27 de abril de 2009

Algunas reflexiones sobre la crisis mundial y el Perú


Sandro Parodi
Economista PUCP
MPA-ID, Harvard University
BID, Washington D.C.

¿La crisis global? Aquí no pasa nada; el Perú es el país estrella de América Latina y uno de los pocos países que tendrá crecimiento económico durante el 2009, dirán los optimistas. Los pesimistas, argumentarán que esta crisis sólo confirma lo que habían advertido: la debacle de la globalización y la economía de libre mercado. Propondrán entonces volver a foja cero y crear un nuevo modelo de desarrollo para el país. Lo cierto es que, bajo una mirada sensata, la actual crisis financiera mundial no debería levantar un debate ideológico en el Perú. En coyunturas medianamente desfavorables como la presente es mejor ir directo a la pregunta de quién pierde y ver alternativas para mitigar el golpe.


Aun vulnerable en varios flancos, Perú sí se ha visto afectado por los recientes eventos mundiales: el contagio financiero, la caída en los precios de los recursos naturales, una menor demanda externa por nuestras exportaciones y la reducción de las remesas (particularmente desde el último trimestre del 2008). Como siempre, los más severamente afectados serán aquellos que viven al borde de la línea de la pobreza y/o dependen de las remesas del exterior para completar sus necesidades de consumo. Un estudio del Banco Mundial muestra que una caída de 1% en el crecimiento está asociado a un incremento en los niveles de pobreza de 1.5%.

Afirmar que la crisis encuentra al país en buenas condiciones es correcto; no hay que alarmarse demasiado. Sin embargo, sí debe llamarnos la atención la falta de planificación del gobierno y su lentitud para responder a la crisis. La ilusión de invulnerabilidad le ha costado al país valiosos meses donde tuvieron que llevarse a cabo políticas fiscales contracíclicas, las cuales toman tiempo para tener efecto. Dado que todo indica que los shocks externos negativos van a seguir viniendo, en el futuro Perú podría prestar atención sobre algunas prácticas exitosas de política macroeconómica que combinen sostenibilidad fiscal e intervención oportuna. El caso chileno es un caso interesante de ver, por ejemplo.

En el corto plazo, esta crisis presenta algunas oportunidades para que el gobierno peruano aproveche los recursos extraordinarios con los que cuenta. El énfasis debería estar en la implementación de proyectos, particularmente de infraestructura, dirigidos a consolidar un mercado interno más interconectado y dinámico. El desarrollo del país en el largo plazo no sólo debe estar basado en una economa orientada hacia los mercados externos sino también en la promoción del desarrollo económico de las regiones. Finalmente, los números no cuentan toda la historia. Unos pocos puntos porcentuales menos de crecimiento se convierte en una tragedia cuando les ponemos un rostro. Todos ellos merecen ayuda efectiva y no sólo de parte del gobierno.

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